EL DIA DEL JUICIO

¿Qué es EL DÍA DEL JUICIO?

Si bien es cierto que el espectáculo se inspira en una experiencia verídica, sólo se convierte en un espectáculo cuando se separa de la anécdota real y entra en la esfera de lo imaginario.

La inspiración la toma de una farsa Francesca del siglo XVI llamada Les Morts Vivants, en la que un hombre agobiado por las deudas se convence de que esta muerto y se comporta como un cadáver.

También encuentra vínculos con La Viuda de Efeso, el célebre episodio del Satyricon de Petronio, en la que una viuda por fin se inclina por la vida.

Resuena también como un ritual fúnebre croata pre-cristiano, más antiguo que los ritos a Dionisio en el que el mejor amigo del difunto toma el espíritu, los gestos y el traje del difunto para contar la historia del occiso como si el propio fiambre hablara.

Así lo describe Darío Fo en el Manual Mínimo del Actor y lo vincula a una visión carnavalesca de la muerte en la que el muerto sólo deja de existir en la colectividad cuando no tiene una historia digna de ser recordada y en cambio vive en la memoria y en el cuerpo de cada hombre y mujer con la que ha intercambiado afecto, amistad y solidaridad.

Tal como en El Proceso de Kafka es menos importante el fondo del juicio, cuanto la forma en la que un mecanismo social y mítico se pone en movimiento para constreñir el libre albedrío y la libertad del acusado. Del proceso se desprende que nadie esta libre de una demanda y que el fatal desenlace del fallo nos alcanzara a todos.

El Día del Juicio muestra con humor el mecanismo de aislamiento del acusado. La forma patética en que los vínculos de solidaridad se rompen. Los esfuerzos del acusado por conocer los laberintos de La Ley y la imposibilidad de entrar por la puerta que alberga a los Jueces. Pero todo lo hace con la liviandad de quien realiza un viaje al País de Cucaña, a la Tierra de Jauja. La muerte aparece como un artificio para seguir viviendo. El viaje al país de los Muertos como una entrada hacia el mundo del revés, hacia el mundo de las paradojas

Pero también su temática es contingente. Le habla al actual deudor, al hombre que se ilusionó con que también él podía ser empresario. Con aquellos que fueron traicionados por los que trabajaron en la fuente de trabajo que aquel les abrió. Le habla al que se puso la soga al cuello por no tener la experiencia en la administración de una empresa.

Crea la formidable paradoja de un país en el que resulta mas seguro vivir como un muerto que estar vivo.


Le habla al gremio de colegas actores, advirtiendo que un precedente jurídico en la que la única relación posible entre el que emprende un trabajo artístico y quienes comparten esta iniciativa pasa a ser una relación laboral. Hecho que rompe con la tradicional relación de maestro-oficial y aprendiz, relación consagrada en las antiguas cofradías medievales.


¿CUÁL ES EL ARGUMENTO?


Un comediante se presenta ante su público declarando que está muerto y realiza su propio velorio. Saca de un pequeño ataúd un muñeco que es su doble y cuenta la historia de cómo murió:

Perdió un juicio laboral. El litigio banal en su origen se transformó en una pesadilla de deudas que le impidió trabajar. Los acreedores lo persiguieron y ni siquiera podía trabajar para pagar porque le embargaban la taquilla. En ese círculo vicioso perdió entonces el juicio y la razón. Empujado por ese desarreglo mental se convenció de que estaba muerto, no comía, no hablaba, no reía, no hacía el amor, y se tiró sobre una mesa como un cadáver. Inició su propio velorio. Desesperados sus parientes llamaron al mejor amigo del comediante loco: un vagabundo. El vagabundo llegó al velorio y lo primero que hizo fue “morirse”. Vistió las ropas del difunto imaginario y viajo hacia el país de los muertos donde cuenta la historia del muerto como si el finado hablara. Así se hace de tiempos inmemoriales en diversos ritos mortuorios.

El difunto imaginario se mostró sorprendido con la vitalidad del mundo de abajo. El buen apetito, el gusto por el sexo el amor, y el vino que demostraban los fiambres. Entonces el comediante loco, poco a poco aceptó beber, comer, y el velorio se transformó en una alegre fiesta donde el muerto imaginario comenzó a curarse.


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